La limpieza de depósitos de agua potable debe llevarse a cabo de forma periódica para evitar que se acumule la suciedad desde su propio interior. Así, se procede a la limpieza mecánica de los lodos y paramentos de aquellas partes del sistema que den acceso a ello, a fin de exponer la mayor superficie posible a la posterior desinfección.
La limpieza de depósitos de aguas residuales es distinta, puesto que, normalmente, son tanques que cuentan con sistemas automatizados de limpieza. En este caso, serán los mismos sistemas de filtrado y depuración los que estarán sujetos a revisión y limpieza.
La limpieza de depósitos de agua, así como la de aljibes y pozos, es un proceso que requiere ejecutar una serie de directrices para obtener un saneamiento e higienización óptima. Así, en primer lugar, se vacía el depósito empleando medios mecánicos (bombas de achique, aspiradoras de líquidos, hidralimpiadoras…) con el objetivo de eliminar la suciedad sedimentada o incrustada en las pareces del depósito.
Concluida esta fase, comienza la limpieza de las paredes del depósito con detergentes homologados por el Ministerio de Sanidad: hipoclorito sódico, por ejemplo. Después, se elimina los restos del lavado con agua a presión. De esta manera, se aclara el depósito en profundidad. Acabada la limpieza, se vuelve a llenar el depósito con agua y se pone, otra vez, en funcionamiento.
Previa a la limpieza de depósitos de agua, su revisión ha de tener como punto fundamental el control del cierre del depósito, las válvulas, los flotadores y que no se den fisuras o escapes en los tanques.
Desde Extracciones Levante recomendamos acometer la limpieza de depósitos de agua cada seis meses, aunque los depósitos y aljibes que contengan agua para el consumo han de ser limpiados, como mínimo, una vez al año. La limpieza de depósitos de agua es de gran importancia, básica para garantizar la calidad del agua para beber y cocinar.
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